Rabia.
Rabia, hazlo con rabia. Grita con rabia, camina con rabia, sueña con rabia, ama con rabia. Hazlo como quiera, pero hazlo con rabia. Porque la rabia bien entendida es intensidad, es fuerza, es pasión, es, sin ningún género de dudas, una manera de entender que las cosas se pueden hacer de otra manera. Hazlo, pero no olvides la rabia.
Y no la olvides porque venimos de la rabia, somos rabia y en rabia nos convertiremos en algún momento de nuestra existencia. Porque la rabia es respuesta y, a veces, pregunta incómoda, solución impertinente, palabra indebida pero necesaria. Pero eh, no te calientes, no te pases en la expresión.
Habla con rabia, come con rabia, grita, lee y escribe con rabia, disfruta con rabia, sueña con rabia. Respira, escupe con rabia, mira con rabia, cruje tus nudillos con rabia. Porque la rabia no contenida es una forma de expresión sutil de resistencia, de presencia, de notoriedad, de juicio y cierto raciocinio. No contenida, pero cabal y responsable, no violenta. Porque la rabia bien expresada te libera, te relaja, te relame, te aleja de pensamientos menos blancos, más sangrantes, más irracionales. Porque, aun siendo como seres que andamos sobre el alambre de la sensatez, a veces recompensamos a la vida con racionalidad, y la rabia, aunque parezca todo lo contrario, es una leve muestra de ello.
Por eso hoy te pido que te pidas, que te exijas, que te implores, manifestar en cierta medida (recuerda, mesura) tu rabia, eligiendo para ello cualquier manifestación artística o corporal que quieras, que desees, que necesites. Porque la rabia no expresada se acumula y escuece como la herida de un alambre. Se hace bola, se acumula y, sin avisar, un buen día se presenta ante tu puerta con forma de ogro malhumorado y resistente a la reflexión, amenazando tu integridad y u salud mental. Aleja los nubarrones, que después llueve y siempre se te olvida el paraguas.
Rabia, haz algo, pero hazlo con rabia, apretando los dientes y suspirando al final, abriendo bien las fosas nasales y los ojos, sudando si lo crees necesario. Es tu rabia, tú eliges, que para eso es tu rabia, y la de nadie más. Pero eh, recuerda, no te calientes, no pases del límite de lo irreprochable.
Rabia y vida.
Pero no vivir con rabia.
Ni para ella.
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