Consérvate


Llegará el día en que ella no te esperará en casa, el día en que no duerma contigo, el día en que no te preguntará qué tal estás. Llegará ese día y el culpable serás solo tú. No lo verás llegar, pero desde hace tiempo lo intuyes, no quieres ser consciente de que puede pasar, pero pasará, quieres evitar hablar de que algo no va bien, pero prefieres pensar que mañana se arreglará todo. Pero no amigo, no es así, algo no funciona entre vosotros y los dos lo sabéis, por eso, cuando llegues a casa un día y no la veas, cuando te metas en la cama y no esté a tu lado, cuando no aparezca en tus sueños ni pasee a tu lado, ni tampoco te hable y ni te escuche, en ese momento la echarás de menos más de lo que ahora lo haces y pensar los imbécil que has sido por perderla. Porque por mucho que digan que es lo último que se pierde, la esperanza, si no la cuidas, acaba por perderse. Y con ella la ilusión y sus derivados, todas esas cosas que te sirven para mantener fresca y viva el alma. Llegará, si no haces algo para evitarlo.

Y cuando llegue, porque como sigas así llegará, ¿a quién recurrirás? Pregúntate con quién hablarás de ella cuando no esté, a quién le contarás tus grises penas, quién te aguantará esos lamentos velados en cada frase que antes te analizaba ella. La estás liando, porque una vez que se vaya, una vez que desaparezca, no volverá. Y no lo hará, ni ella ni sus derivados directos, porque se habrá desengañado y ella, a diferencia de los torpes humanos, no vuelve junto a quien una vez le causó daño. Se aleja de quien quiebra su corazón y su confianza, busca nuevos brazos donde refugiarse porque ella, aunque no lo queramos ver, también necesita ser cuidada.

Llegará el día, bien lo sabes, en que no notarás su presencia, y tendrás frío, ese frío extraño que se tiene incluso en verano y que te produce la sensación de que falta algo, ese frío raro que empieza en el estómago y que te provoca una intranquilidad que no sabes ni dónde viene y qué la causa. Tendrás frío, amigo, amiga, tendrás frío por mucho que te arropes, por mucho que busques llenar el vacío con otras cosas. Tendrás un frío perenne en las manos que te calará del todo. La soledad causa frío, ¿nunca lo habías pensado?

Se marchará, porque como una flor, necesita cuidados, necesita que le hables, que le prestes atención, que se sienta importante, que ocupe un rincón en tu vida, pero un rincón iluminado, no cualquier esquina. Necesita que le prestes atención porque la esperanza (y sus derivados) es caprichosa, pero lo es porque sabe que gracias a ella te sientes con vida. Necesita que le prestes atención como también deberías prestártela a ti, porque ella, que es sabia, ama a quien se ama, cuida a quien se cuida, vive con lo hace. Cuídate, preocúpate por ti y el resto vendrá solo.

Llegará el día en que, como no cambies algo, no habrá nada ni nadie quien te reciba en casa, ni quien se siente contigo a mirar por la ventana. Estarás solo, tendrás frío, perderás los horizontes y pasarás por la vida mientras la vida no pasará por ti. Date prisa y cuida lo que tienes que cuidar, que lo que se marcha no siempre vuelve.

Hay caminos que no merecen la pena ser recorridos nuevamente y corres el riesgo de ser uno de ellos.
Conserva la esperanza.

Consérvate.

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