Pasado perfecto.

Para afrontar el futuro, para plantearlo, no deberías olvidar el pasado porque gracias a él eres lo que eres, quien eres, lo que fuiste, lo que hiciste, lo que disfrutaste, lo que harás y quien serás, estás donde estás, en parte, por él. No seas cínico, no quieras desterrar tanta historia. Olvidar lo que fuiste, olvidar el pasado es negarte, hacerte a ti mismo el vacío, arrinconarte en la parte más oscura de tu mundo y no volver a dirigirte la palabra. ¿Por qué, tú y todos, cuando miramos hacia el horizonte queremos olvidar todo el camino recorrido hasta ese preciso instante? Al pasado no hay que dejarlo atrás, hay que dejar que nos acompañe, darle la mano, que sea testigo de cómo superamos los errores que nos obligó a cometer, que nos acompañe en todo lo nuevo que venga mientras le explicamos que tenerle cerca no significa que queremos volver a vivir lo que vivimos, pero que necesitamos tenerlo cerca para recordar por qué no sería buena idea hacerlo. Eres la incesante suma de tus decisiones, de tus comportamientos, de tus gestos y palabras, de tu tiempo pretérito. Al pasado, como a tu peor enemigo, hay que tenerlo cerca.

Y tenderle, de vez en cuando, algún puente, de esos de cuerda fina que se tambalean con la menor brisa mientras un precipicio enorme amenaza con devorarle. Una cosa es querer recuperarlo y otra cosa es invitarle a que se quede. Los errores tampoco hay que olvidarlos, ni dejarlos a un lado, ni pensar que con superarlos ya es suficiente. Los errores deben estar presentes para no volver a cometerse, al menos de una manera sencilla y ridícula, tan patética como la primera vez. Si lo vas a cometer, al menos que te sea complicado, que te haga pensar mucho, meditarlo, no justificarlo con que el ser humano tropieza dos o cien veces con la misma piedra como forma de confesar, a regañadientes, que en el fondo querías volver a disfrutar de las no tan amargas hieles de esa equivocación. Por eso te digo que ni al pasado ni a las equivocaciones los des por superados, porque sería negarte y negar lo que hiciste, borrarías tu historia y estarías condenado a repetirla una y otra vez. No olvides lo vivido no sea que no puedas disfrutar de lo que queda por vivir.

Porque si quieres recorrer más camino recuerda que no puedes hacerlo en soledad. Que los pasos que diste te acompañan no para molestar, sino para asegurar que no vuelves a desviarte. Porque si quieres crecer debes recordar que un día tomaste la decisión de destruirte, de aniquilarte con una media sonrisa creyendo que era la mejor decisión que habías tomado, no queriendo reconocer que te habías equivocado. Porque si quieres ser algo recuerda que, en el algún momento te perdiste, decidiste no ser nada y dejarte llevar. No te digo que te tatues todos tus errores ni que los recuerdes cada mañana al despertar, solo te digo que no los olvides cuando te vayas a dormir. No los tengas presentes, pero no lo deseches porque no sentirás mayor satisfacción que la que disfrutes cuando tras un mala decisión te lleves un aprendizaje. Y que gracias a este eres, si cabe, mejor persona. Y si sigues sin serlo quizá te merezcas seguir tropezando. Puede que no te merezcas ni siquiera caminar, pero eso ya lo hablamos otro día.

Y relájate, de verdad, que tenerlo presente no te hará preso, ni te condenará a una vida de gris sufrimiento y tiniebla mental, ni te hará retroceder cuando quieras saltar, ni te nublará la vista cuando quieras fijarla en el horizonte, ni te hará llorar cuando quieras reír, ni adoptará la forma de cilicio cuando pienses que todo va bien, ni te hará recordar cuando imagines el futuro, ni te hará tener miedo cuando te ilusiones por algo. Relax, absoluto relax, no es tan negro como te lo pintan. Simplemente tienes que decidir cómo vas a afrontar esta situación, si dejar que te acompañe para recordarte lo que no debes volver a hacer o fingir que nada pasó y que no has aprendido nada.

Tomes la decisión que tomes no culpes al pasado, él simplemente tenía que estar.

Fuiste tú quien decidió hacerle caso o dejar que simplemente pasara. Pero fuere como fuere, no olvides que te pertenece y le perteneces.

No obviarlo puede ser la peor decisión.

Comentarios