Equilibristas en lo imposible.
¿Cómo conseguir el equilibrio de
todo lo que te rodea si todo lo que te rodea es lo que causa el desequilibrio?
Bueno, sino todo, al menos sí una gran parte. Conseguirlo es difícil, realmente
complicado, por veces imposible, porque conseguir el equilíbrio significa que
de algo tendrás que prescindir en algún momento para evitar que la balanza toque el suelo
por el lado que no es. Pero si es difícil equilibrar más difícil es aún decidir
qué sobra y cuándo tirarlo a la basura antes de que alguien te diga, mientras
desayunas por ejemplo, “ya no eres tú,
hace tiempo que dejaste de serlo” o “noto
que estás cansado de la vida y si es así, ¿qué hacemos?” Pero una cosa está
clara, quien te dice eso es quien más necesitas a tu lado, seguramente, de todo
lo que te rodea, es lo único que te da equilíbrio. Por eso esta entrada va
dedicada a todas esas personas que en mitad del caos y de terribles dolores de
cabeza, consiguen que nuestra vida conserve cierto equilíbrio.
Piensa, mientras lees, en quien para
ti signifique ese equilibrio. Puede ser tu madre, tu padre, el camarero que
todas las mañanas te sirve el café, tu pareja, tu hija, un compañero de
trabajo, tu perro, tus amigos, un alumno o una profesora. Quien sea, piensa en quien tú
quieras, en quien realmente te dé paz. ¿Lo tienes? Perfecto. Pues ahora piensa
que ya no está, que se ha cansado de ti y se ha ido. Dime qué sientes. ¿Vacío?
¿Frío? ¿Confusión? Exacto, todo se ha ido a la mierda. Porque si perdemos lo
único bueno que tenemos en el presente, el futuro será considerablemente peor.
Porque nadie te dará tranquilidad cuando te deprima ver tu cuenta corriente,
nadie te dará un abrazo cuando verbalices que el trabajo es tu peor pesadilla,
nadie te acariciará el pelo cuando te quedes en silencio y absorto mirando como
un bobo la pared, nadie se burlará de ti cuando tu equipo de fútbol baje a
segunda, nadie te preparará un café aunque no lo hayas pedido. Por eso esta
rápida entrada (mientras espero que el Metro llegue de una vez) está dedicada a
todos vosotros, a los equilibristas en lo imposible.
Queridos equilibristas, gracias. Sin
vosotros realmente sería imposible. Sin saberlo creáis equilibrio en todo el
desastre y nosotros, los que lo hemos perdido, no nos damos cuenta, incluso a
veces nos molesta vuestra presencia. ¡Seremos gilipollas! ¡Y estúpidos! ¡Desagradecidos!
De manera altruísta os esfozáis para que no nos volvamos completamente locos y
las ojeras, que deberían ser únicamente producto de noches en vela disfrutando
de vosotros y de vuestra compañía, sean solo producto de un cansancio justo y
normal. Desenfundáis rápido una sonrisa. Armáis rápido un abrazo. Calibráis
cada palabra y vuestro tono con la pulcritud de un relojero. Joder, qué
haríamos sin vosotros, qué haríamos sin los equilibristas en lo imposible.
Por todo eso os tenemos que dar las
gracias. Porque cuando el suelo amenzada con desquebrajarse bajo nuestros pies
y un grande y oscuro vacío no quiera sepultar, porque cuando sintamos que una
sombra negra nos vigila, porque cuando nos cremos peor de lo que somos, porque
cuando nos sintamos solos en mitad de tanto ruido, en ese momento, alguien
tendrá una sonrisa preparada para darnos, haciendo del desorden un equilibrio
perfecto.
Tenemos a nuestro lado los mejores
equilibristas en lo imposible. Y tenemos que conseguir que nuestra falta de
equilibrio no les sepulte a ellos también.
Se lo debemos.
Comentarios
Publicar un comentario