Respuestas inapropiadas.

            A veces, caminando, entre el ruido del tráfico, entre los empujones de los atropellados viajeros del metro, después de un dia agotador, con prisas por llegar a casa, sabiendo que en la calle hace frío y llueve, sientes ganas de llorar. Un recuerdo, cualquiera, se ha presentado.  Un deseo, el que sea, te acompaña. No entiendes qué te sucede. No sabes por qué quieres llorar. Pero hacerlo está prohibido. Esas lágrimas no tienen permiso para ser algo más que un cosquilleo en la garganta. Respiras hondo. Fuerte. Miras hacia arriba. Sea lo que fuere ya se fue. Ya no está. Pero sigues sin saber qué pasó.

            A veces, sentando en un café, o esperando a pagar en la cola del supermercado, o mientras esperas que el semáforo te de permiso, o que te dejen pasar quienes pasean tan pausadamente delante de ti obviando tu prisa, te entran ganas de gritar, un grito alto, grave, profundo, lleno de odio y rabia. Tampoco sabes qué sucede. Sientes cómo te sube desde donde quiera que dormía. Pero ese grito no puede pasar de ser algo más que un resoplido. Te han enseñado a no levantar la voz. Respiras hondo. Fuerte. Miras hacia arriba. Sientes cómo deshace el camino andado. Vuelve a esconderse. Ya no está. No te explicas qué pasó.

            A veces, cuando fallan las pilas del mando a distancia, o cuando se te resvala tres veces de entre las manos el mismo objeto, o alguien tarda más de la cuenta en contestar tu llamada, o cuando el universo se empeña en que llegues tarde sí o sí a cualquier sitio, o cuando al ordenador le da por funcionar irritantemente lento, sientes ganas de golpear con rabia la pared. Pero no sabes por qué. Ese puñetazo no puede pasar de ser algo más que una presión fuerte al cerrar con furia el puño. Has aprendido que ese golpe en realidad no solucionaría nada. Respiras hondo. Fuerte. Miras hacia arriba. Tu mano deja de temblar, recupera su color original. Te acaricia la pierna para calmarte. No entiendes qué sucedió.

            No entiendes qué pasa, pero sabes que algo sucede. Algo dentro de ti quiere llorar, gritar y golpear repetidas veces la pared. Alguien que no eres tú pero que se parece en todo a ti quiere llorar a lágrima viva y desahogarse, quiere gritar hasta que le duela la cabeza y quiere reventar a golpes las sombras de la pared. Algo que te pertenece está cansado y quiere que lo sepas. Es una llamada de atención.

            Respira hondo. Fuerte. Mira hacia arriba. Cierra los ojos. Cuenta hasta mil si lo necesitas. Intenta comprender lo que puede estar pasando. Tranquilidad. No puedes controlarlo todo. Es normal que no todo funcione como deseas.

            Intenta descubrir qué es lo que sucede antes de que sea tarde.

            Antes de que ni llorar, ni gritar ni golpear sombras sirvan para algo.


            Antes de que sea demasiado tarde.

Comentarios

  1. Muy bonito,triste pero bonito y muy bien explicado porque hay veces en la vida donde no podemos evitar sentirnos así pero bueno supongo que con un poco de paciencia y autocontrol lo conseguiremos :)

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