Benjamín.

            Cuando sea mayor me gustaría ser ingenuo. De verdad, quisiera creerme todo sin necesidad de duda, sin remordimiento. Quisiera que el mundo se presentase frente a mí como él quisiera, con la cara que quisiera mostrar. Yo simplemente le creeré, no dudaré de sus palabras. De mayor quisiera ser ingenuo. No quisiera ser otra cosa.

            Quisiera, cuando sea mayor, recuperar la capacidad de asombrarme ante cualquier cosa, la bendición de no tenerle miedo a nada, de pensar que a los pájaros también les gusta mirar los fuegos artificiales, de comer sin cuidado para no engordar, de creer que las cosas cambian de lugar si cierro los ojos de manera intermitente, que nadie espere mucho de mí y aplaudan cualquier cosa que haga o diga. Que me hicieran sentir importante.

            Me gustaría volver a pensar que ningún fantasma puede hacerme daño si me escondo bajo la manta y me quedo quieto, que me corrijan para enseñarme y no para reprenderme, me gustaría que el tiempo dejara de ser tan importante y que los dias de verano volvieran a ser eternos, caerme y que me ayuden a levantarme, me gustaría volver a pensar que el dinero solo es importante para comprar golosinas y que crece en los árboles, que el Metro es un gusano gigante que hace mucho ruido y caminar por la calle pensando si un gigante fue quien construyó esos edificios tan altos. Me gustaría otra vez ver el mar en un sucio charco del parque. Quisiera que el exceso de imaginación volviese a ser una cualidad admirada y no algo de lo que avergonzarse.

            De verdad que me gustaría ser ingenuo y no saber que el mundo está demasiado loco para intentar entenderlo. Serlo para no tener conciencia de que no todo marcha como debería. Ser lo suficientemente ingenuo para que mi máxima preocupación sea preguntarme si las palomas se enamoran, si el Sol se resfría, si la Luna tiene la misma sonrisa que le dibujo, si dos perros de diferentes países se entiende entre ellos, si la luz de la nevera sigue encendida cuando la cierro, dónde viven los presentadores de televisión, dónde duermen las moscas, por qué se me caen los dientes y alguien me los cambia por dinero. Ser lo suficientemente ingenuo para inventarme el por qué de las cosas, hacerlo con libertad para sentirme feliz. Para entender el mundo a mi manera.

            Cuando sea mayor quisiera olvidarme de lo que nos hace presos, olvidarme de la responsabilidad aunque fuera solo por unos instantes y poder disfrutar de aquello que realmente me importe. Recuperar la inocencia. Olvidar casi todo lo que ahora sé. Disfrutar de que únicamente exista aquello que veo y puedo tocar. El resto, poco importa.

De mayor me gustaría volver a ser un niño.


Por si no lo tenías claro.

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