Vida.
El viejo hace ruido al abrir la
puerta. Se siente torpe. Se maldice. Se sabe inútil. Ya no puede moverse con
sigilo, como cuando de niño jugaba a la guerra con sus hermanos, como cuando se
escondía para asustar a sus hijos, como cuando ella cocinaba y él le abrazaba
por detrás. Como antes, como cuando ella no se pudría en esa maldita cama de
hospital. Allí estaba, toda su vida muriéndose lentamente, todo su pasado con
las maletas preparadas. Todo lo que él fue y es y junto a ella podría haber
sido marchitándose a cada segundo. Ya queda poco. Muy poco.
Después el adiós.
¿Y ya está, te marchas así, sin decirme siquiera que me quieres? No,
no serás capaz, no serás tan egoísta, porque me quieres, ¿verdad?... Sé que me
quieres y que no te irás sin decírmelo.
El viejo empieza a sollozar. Le
tiemblan las manos. Se avergüenza. No quiere tocarla con ellas. No, ella no se
lo merece. Aunque qué mas da, ya no siente nada, lleva semanas que no abre los
ojos. Se está marchando, lentamente. Se sienta. Se deja caer sobre el butacón.
No rompe a llorar. Sabe que esa será la última vez que la vea. No quiere
empapar las últimas imágenes. Después da
igual.
Después el adiós.
Prometiste que me acompañarías toda la vida. Toda mi vida, te lo pedí
por favor. Sin ti no soy nada. ¿Acaso no te das cuenta? Ahí fuera no le importo
a nadie. Me quedaré solo, totalmente solo. Quédate…por favor…un día mas…lo
médicos no saben lo que dicen…te vas a despertar…no puedes irte sin decirme que
me quieres…por favor…
El viejo se derrumba. Llora. Se
siente débil. Se siente cansado. Se sabe abandonado. Tiene miedo. Quiere cerrar
los ojos y volver atrás, al día que la conoció, al primer beso, la primera
noche que pasaron juntos. Quiere volver a bailar junto a ella, recodar el calor
de su cuerpo, el tacto de sus manos. Quiere volver a verla leer junto a la
ventana, morder una manzana, ir de nuevo a buscarla al trabajo. No quiere que
el último olor que recuerde sea el de esa aséptica habitación. Porque después
no habrá más tiempo. Después se acabó.
Después el adiós.
Está bien, niña, está bien, vete ya si quieres, vete si tienes que
hacerlo. Sé que estás cansada. Vete, ya poco más podemos hacer. No te preocupes
por mí, aguantaré. Te echaré de menos mi amor. Mucho. Sabes que te quiero. Sé
que me quieres, aunque no puedas decírmelo. Lo sé. Siempre lo he sabido.
Gracias por hacer que mi vida tuviera sentido. Gracias por hacer que en un
futuro lo tenga. No mi amor, no estoy loco. Te irás, pero seguirás a mi lado.
Siempre cumplías tus promesas. Y sé que me acompañarás toda mi vida…toda mi
vida…toda nuestra vida.
Y sé que volveremos a vernos. Te prometo que te buscaré.
Y sé que tú dejarás que te encuentre.
Ahora, el hasta pronto.
Comentarios
Publicar un comentario