Wished chance

“Así, como de la nada, como las casualidades, como los tropezones accidentales en el Metro, como el azar que reproduce tu canción favorita cuando menos cuentas que aparezca, como una moneda en el bolsillo de la chaqueta rescatada tras el verano, como la entrada de cine que aparece entre las hojas de algún libro, como las gafas que nadie sabe quién puso en la cocina y allí, impasibles, nos esperan, como la sorpresa que nos produce darnos cuentas que mordisqueamos el bolígrafo que creíamos tener entre los dedos, como aquella idea manuscrita que quería cambiar el mundo y descubrimos entre los apuntes que un buen día nos dio por repasar añorando tiempo que creemos mejores.
Así, como de la nada, como de repente, como un fogonazo de sol que no esperamos y nos golpea tras una nube, como por casualidad, como quien calcula el tiempo exacto e impredecible de la publicidad en televisión, como la casualidad que supone cruzarse con la misma persona dos veces el mismo día, como encontrar una prenda decente en el montón de los saldos, como las solitarias gotas de lluvia que interrumpen el verano, como un crujido en mitad de la noche que nos desvela unos instantes, como el insufrible golpe con la pata de la cama, como el escalofrío que nos visita sin previo aviso, como la casualidad que creemos determina que en todos los paseos de domingo nuestros pasos vayan a dar al mismo lugar.
Así, como de la nada, como de repente, de manera súbita y espontánea como un estornudo inoportuno, irrefrenable e  incómodo en mitad de un gran silencio, como un grito que interrumpe un pensamiento, como el recuerdo del niño que una vez fuiste y jugaba despreocupado, como el portazo al que nadie le da explicación, como el timbre que se oye lejano al instante justo de calibrar la temperatura de la ducha, de repente como la pestaña con la habilidad de un ninja que se esconde en la pupila, como el sobresalto que provoca pensar en algo y que suceda.
Así, como de la nada, como la victoria del que ya se sentía derrotado, como quien encuentra la esperanza donde solo había oscuridad, como la caricia que ni pediste ni sabias que tanto ansiabas,  como el olor que recuerdas sin ponerle rostro, de repente, con el halo de oportunismo y necesidad y haciendo gala de la mayor de las virtudes, así, de repente y como si nada, apareciste, doblando una esquina, llenando el vacío, callando el ruido, regalándome un mirada y la vida que tenía perdida en algún rincón de la memoria. Así, como de la nada, apareciste. Porque así, de esa manera, suceden las cosas más importantes. Y ahora, de repente, acabo de besarte sin hacerlo y del mismo modo acabo de comprender que querré hacerlo todos los días. De repente, como de la nada.
Y eso que de ti solo conozco tu nombre”.
Ella, que le notó ausente, le preguntó en qué estaba pensado. Él la observó, como despertando de un breve sueño. Pasó la mano por su pelo, acarició su cara. Sonrió. Besó con dulzura sus labios y sin dejar de mirarla le confesó que pensaba en la primera vez que la tuvo delante.

Y como, de repente, se convirtió en imprescindible. 

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