SIEMPRE NOS QUEDARÁ SOÑAR
Porque
parece que la suerte no entiende ya de pie derecho o izquierdo, de gato blanco
o negro, porque el mundo está continuamente razonablemente indignado, porque sentirse solo ya
no es una enfermedad sino una bendición autodefinida, porque inventamos la
rueda cuando ya hemos aprendido a volar, porque pensamos que idealizar traerá
riesgos titánicos y catástrofes y destruimos los castillos de arena que
erigimos con nombres de mujer, nombres de ciudad, ventanas abiertas al mar,
pasillos llenos de risa, estanterías repletas de libros, una chimenea, alguien
que escuche nuestras historias con cándida avidez… solo por eso siempre tenemos
la obligación de seguir soñando.
Porque
tenemos miedo del amor, de forzarlo y esperarlo, tememos las dos cosas, porque
ansiamos lo que creemos merecer y la impaciencia se encarga de consumirnos,
porque en los cuentos de hadas parecemos los dragones, porque el futuro se
conjuga a partir de pretéritos y condicionales, porque el agua da más sed
cuando bebemos sin ganas, porque somos caricaturas errantes de lo que podríamos
ser, porque creer en ilusiones parece una ofensa, porque en París no nos
esperan violines ni aventuras, porque la alegría va por barrios y jamás nos
toca la lotería….solo por eso siempre tenemos la obligación de seguir soñando.
Porque
de noche parece que la llama de nuestras ilusiones alumbra a medio gas, porque
el anciano que ahora observo en esta biblioteca mira al infinito quizá pensando
en tiempos menos malos, porque la pareja de mi lado se sonríe cómplice bajo la
promesa de no soñar ni echar de menos, simplemente de disfrutar el momento,
porque aquella mujer del fondo lleva un buen rato dibujando en el margen de un
libro que dejó de interesarle, porque aquel chaval de la música alta aún
conserva ilusión en su mirada, porque no dejo de mirar el móvil esperando
cualquier viso de que el mundo se acuerde de mi, porque rehago mentalmente una
y mil veces la maleta, porque quizá no estemos tan mal como nos dicen, porque
lo arriesgado tiene cierto aroma a causa imposible y locura y nosotros queremos
ser Don Quijote.
Porque
parece que de día lo olvidamos, porque es la mejor solución. Porque somos
capaces de forzar el destino aunque no creamos en él. Por todo ello siempre nos
quedará soñar.
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