A tomar por culo.

          Decir adiós no es difícil, créetelo, lo realmente difícil es darte cuenta de que tienes motivos para hacerlo. Porque cuando te das cuenta de ello sabes que algo no ha salido como esperabas, o al menos no como te habían prometido que sería. Por eso te digo que lo realmente difícil es admitir que tienes que decir adiós, no el simple hecho de hacerlo. 

           Y lo puedes hacer de muchas maneras, elegante o no, puedes decir au revoir que en francés siempre suena como más señorial, puedes decir goodbye porque decirlo en inglés es como más cool, o puedes despedirte mandando todo a tomar por el culo, así, abriendo bien la boca en cada vocal abierta y con algún aspaviento de mano. Oye, ya que lo dices, pues lo dices bien, que en francés o en inglés no tiene tanta gracia. ¿Lo ves? Decirlo es muy fácil, pero tener que decirlo es lo realmente complicado. Y más difícil es caer en la cuenta de que un adiós no es un hasta luego, esa frase se inventó para que el impacto de la despedida fuese menor, pero no, hazte a la idea de que cuando dices adiós lo dices, afortunadamente, para siempre. ¿Afortunadamente? Claro, afortunadamente, porque si te despides de algo es porque tienes que hacerlo. Porque te resta más que te suma. Porque te quema más que te alivia. Porque ya no es la mejor historia de tu vida. Porque eres tú quien decide que es el final. Y qué narices, que cuando la cosa no da más de si, pues hay que decir adiós. Venga, despídete, mándalo todo a tomar por culo. 

          Entonces, para resumir, si tienes cinco minutos, coge un papel y un lápiz, dibuja dos columnas, en una escribe "Ahora" y en la otra "Esperar" y pon en orden tus ideas, organiza las razones para hacer ya o para esperar. Conoces los motivos para mandarlo todo a tomar por culo, pero lo que no sabes todavía es cuándo hacerlo. Dicho de otra manera, vas a hacerlo, eso lo tienes claro, pero ¿y si te precipitas? Seguro que estás de acuerdo en eso, en que hay cierto miedo a precipitarse. Pero claro, ese miedo lo tenemos, porque decir adiós y mandar algo a tomar por culo no es lo mismo que dejar de comer yogures porque tienen azúcar, esa decisión es totalmente reversible. Decir adiós, despedirte, desaparecer en definitiva implica que, necesariamente, no tienes que volver sobre tus pasos. Por eso tienes que controlar bien los tiempos y dar el paso no cuando estés convencido, porque ya hemos dicho que lo tienes claro, sino cuando creas que es el momento justo. 

          ¿Ya tienes la lista terminada? Entonces dime, ¿cuándo lo vas a hacer? 

         ¿Y qué te parece si lo hacemos juntos?




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